Hermano...

Se terminó el cariño,
llegó la maligna escena,
un mortal robó tu armiño
y te perdiste en la arena.

Para qué decir adiós,
“hasta luego” me condena.
Amar, si no es de dos
moriría de la pena.

Hoy retornan a mi sala
tus consuelos, fiel gitano,
siempre acudes en la mala
hora del dolor humano.

Esta vez no te despido,
hermano... mi hermano “olvido”.

José Vidal – Pepín 2007 ©

email: jvidal77@hotmail.com

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