Dedicado a mi eterno amor Awilda Rivera Vázquez (Enero 10 de 2011)

La Vida Pasa

Mi pañuelo y una foto
quizás vivan en tu seno.
Yo de ti no traigo nada,
sólo el humo del recuerdo.
Tus minutos van conmigo
y siempre están al acecho.
Las memorias me rodean
todo el día y cuando duermo.

Tu balcón y la terraza
no olvidan, eran tu techo,
cama, aroma y todavía
te esperan por la “Progreso”.
Sesenta años vividos,
cuarenta que no te veo.
Cómo puedo pretender
que recuerdes todo aquello.

Otra estrella, estoy seguro,
despertó tus sentimientos
y con ternuras ganó,
de tu savia... ser el centro.
No te puedo reclamar,
volver la hoja no espero,
son mis hijos... cinco soles,
regentes de mi abolengo.
Son semillas de marino,
son claveles, ¡los venero!
De la mar son capitanes
cada vez que toco puerto.

La copa llena de vino,
por la luz de todos bebo.
Bohemio soy, corazón,
¡sirve otra! cantinero.
No le pares por favor,
hoy no espera ni el sereno,
tempestades no me sirvas
si disiparlas no puedo.

Las copas no son abrigo
para un pedazo de acero,
pero su calor aviva
al primor de mis requiebros.
Con un beso lo empezamos,
uno sólo y fue el primero,
el último guardo yo
y se lo daré en el cielo.

José Vidal - Pepín 2007 ©

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